viernes, 5 de agosto de 2011

Desde su fundación hasta 1810

Desde su fundación hasta 1810

Dibujo de Buenos Aires, poco después de su primera fundación.
El 3 de febrero de 1536, el español Pedro de Mendoza, estableció el asentamiento al que le dio el nombre de Nuestra Señora del Buen Ayre en una región habitada por aborígenes pampas conocidos como querandíes. Después de hambrunas y conflictos con los querandíes, la posición fue finalmente abandonada y destruida por los propios españoles en 1541.
El 11 de junio de 1580, Juan de Garay fundó la Ciudad de La Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre, con el reparto de tierras entre él, su esposa, y otros 63 colonos, a los que también asignó familias guaraníes, en un sitio presumiblemente cercano al de Mendoza. El motivo de esta fundación queda explicado por las palabras de Juan de Matienzo, oidor de la Audiencia de Charcas, quien en 1556 mencionó la necesidad de abrir una puerta a la tierra, es decir, darle una salida al Atlántico a todo el territorio que existía desde Potosí hacia el sur.En esta ocasión los nativos querandíes, comandados por Tububá, fueron diezmados hasta exterminar su cultura.
Originariamente era la capital de una gobernación que dependía del Virreinato del Perú. Durante unos dos siglos los porteños sufrirían todo tipo de necesidades: el poblado más austral de América estaba alejado de todo centro comercial importante, no existían ninguno de los elementos necesarios para mantener el estilo de vida europeo y no podían fabricarlos en la ciudad. España privilegiaba los puertos sobre el Pacífico y por lo tanto marginaba a Buenos Aires, que sólo recibía dos navíos de registro por año, y hubo lustros en los que no llegó ninguno. Esto llevó a que los habitantes (apenas unos 500 en 1602) buscaran burlar la ley y vivir del contrabando, que venía fundamentalmente desde Brasil.[28] [30] Este contrabando era pagado con la única fuente de riqueza que existió hasta principios del siglo XVII, que era la venta del cuero que se obtenía de la matanza de rebaños (vaquerías) de bovinos sin dueños que vagaban por los campos. El resto, carne, sebo, etc., se tiraba.
En 1680 los portugueses, separados hace poco de España, llegaron con una expedición a Colonia del Sacramento, en la costa opuesta del Río de La Plata, pretendiendo establecerse en ese territorio, hasta entonces de aquel país. El gobernador de Buenos Aires, José de Garro, después de enviarle un ultimátum, rechazado por los portugueses, para que se retiraran, reunió a los habitantes (tres mil hombres venidos de las ciudades más cercanas) y con su apoyo organizó un ataque, comandando a los guaraníes asignados. El resultado fue una contundente victoria, que le permitió a Buenos Aires adquirir un mayor prestigio.
La industria del cuero fue progresando, y hacia mediados del siglo XVIII existía una industria local importante. Por otra parte, dado que en Buenos Aires sólo se podía progresar por lo que uno era o tenía, el valor social no lo daban los apellidos o la cercanía con la aristocracia, sino por el éxito que uno hubiera logrado por mérito propio. Esto la diferenciaba del modo de ser de otras ciudades vecinas.
En 1776 fue nombrada capital del Virreinato del Río de la Plata. Las causas principales de esta decisión fueron: la necesidad de frenar el avance extranjero en la zona, intentar terminar con el contrabando y por ser el lugar por el que tenía más fácil acceso España desde el Atlántico. Comienza así un período de gran prosperidad, pues la ciudad fue beneficiada por la Corona española con un tipo de comercio más abierto, flexible y liberal, dado por el Reglamento de Libre Comercio. Podía introducir mercaderías de cualquier región, y conectarse con otros puertos, sin pedir permiso a las autoridades reales. De esta manera cortó con su dependencia política y comercial de Lima. La ciudad vivió un exponencial progreso entre 1780 y 1800, recibiendo además una fuerte inmigración, fundamentalmente de españoles, y en menor medida de franceses e italianos; y se pobló fundamentalmente de comerciantes y unos cuantos estancieros. Tenía, en comparación con las demás ciudades vecinas, pocos prejuicios aristocráticos, o de castas.
Vista del Cabildo en 1817.
Desde su creación hasta 1807 la ciudad sufrió varias invasiones. En 1582, un corsario inglés intentó un desembarco en la isla Martín García pero fue rechazado. En 1587 el inglés Thomas Cavendish intentó apoderarse de la ciudad, sin lograrlo. En 1658 se produce el tercer intento, ordenado por Luis XIV, rey de Francia, pero el Maestro de campo, don Pedro de Baigorri Ruiz, a la sazón gobernador de Buenos Aires, logró defender con éxito el puerto. El cuarto intento estuvo a cargo del aventurero Mr. de Pintis, pero el vecindario lo rechazó. En 1699 se produce la quinta invasión a cargo de una banda de piratas daneses que fue rápidamente rechazada. Durante el gobierno de Bruno Mauricio de Zabala, el francés Étienne Moreau desembarcó en la costa oriental del Río de La Plata, donde las tropas españolas lo rechazaron y mataron.
En 1806 comenzó lo que se conoce con el nombre de Invasiones Inglesas, cuyo origen debe buscarse en las Guerras Napoleónicas: desde los inicios de la Conquista de América, Inglaterra se había interesado en las riquezas de la región y España estaba en un principio aliada a Francia, y por lo tanto era su enemigo. El 27 de junio el mayor general inglés William Carr Beresford se apoderó de Buenos Aires, casi sin resistencia, pues no existía un ejército fuerte y organizado. Tomó el gobierno pero fue derrotado el 12 de agosto de 1806 por un ejército proveniente de Montevideo comandado por el francés Santiago de Liniers. En 1807 una segunda expedición inglesa al mando de John Whitelocke tomó la plaza fuerte de Montevideo y permaneció en este enclave por varios meses. El 5 de julio de 1807, Whitelocke intentó ocupar Buenos Aires, pero sus habitantes y las milicias urbanas, ahora organizadas —y una vez más con ayuda de Liniers— derrotaron a los ingleses. La resistencia del pueblo y su participación activa en la defensa y la reconquista aumentó el poder y la popularidad de los líderes criollos, al tiempo que incrementaba la influencia y el fervor de los grupos independentistas. Buenos Aires ganó en poder militar (conformado principalmente por criollos) y prestigio moral. Paralelamente, quedó en evidencia la insuficiencia de la metrópoli en cuanto a enviar tropas que pudiesen defender a sus colonias, ahora deseadas con avidez por otras potencias emergentes. Todo esto, y la llegada de ideas liberales y fundamentalmente la ocupación de España por el ejército napoleónico, permitió la creación de movimientos emancipadores, que desataron en 1810 la Revolución de Mayo y la creación del primer gobierno patrio.
Como consecuencia de esto se produjo la deposición del poder de los españoles por parte de los criollos.La ciudad, de unos 40.000 habitantes, se transformó en un importante puerto consumidor de productos manufacturados que provenían principalmente de Gran Bretaña y se produjo el desmembramiento del Virreinato del Río de la Plata. Buenos Aires se constituyó en un primer momento en centro hegemónico, pero debió imponerse a las oligarquías provinciales, que tenían sus propios proyectos económicos.

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